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La adicción se define como no tener control sobre hacer, tomar o usar algo hasta el punto en que podría ser dañino para usted. La adicción puede ser dañina para el adicto, pero también puede ser increíblemente perjudicial para quienes lo rodean, como familiares y amigos. Aunque aquí nos centraremos en la adicción a las drogas y/o el alcohol, también puede relacionarse con el juego, la comida, el trabajo, las redes sociales, las compras y muchos otros comportamientos. Desde Gen-A te lo contamos todo.
Cómo la adicción de los padres afecta al niño
Cuando alguien es adicto a las drogas o al alcohol, su personalidad puede cambiar de forma impredecible, provocando el caos en el hogar. La dinámica familiar a menudo se organiza en torno al adicto. En algunas familias, esto puede significar que los miembros de la familia acuerden actuar como si todo fuera normal, para no hacer olas y sin mencionar la adicción, todo en nombre de evitar una confrontación con el adicto. En otras familias, esto podría significar muchas discusiones y comportamiento volátil, y en algunas familias esto podría significar una combinación impredecible de los dos.
Al actuar como si todo fuera normal, los hijos de adictos terminan negando lo que saben, sienten y ven que es verdad, lo que tiene un alto costo psicológico. Esto le enseña al niño a reprimir sus emociones e ignorar sus instintos.
La crianza en sí misma se vuelve impredecible, poco confiable e inconsistente, sin una verdadera sensación de seguridad. En algunos casos, el padre sobrio se preocupa tanto por cuidar al adicto, o se estresa tanto por tratar de mantener a flote a la familia, que se vuelve más impaciente e irritable que el adicto. Los niños pueden culpar al padre sobrio por no protegerlos o por no satisfacer sus necesidades.